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En el mundo actual la educación social que recibimos nos
exige obediencia y adaptación por lo que no nos queda más remedio que reprimir
nuestra agresividad. Una mala dentadura es en algunas ocasiones señal de una
agresividad contenida que no dejamos aflorar por miedo a las dificultades.
La imagen de una dentadura perfecta, antaño era considerada
como índice de salud, mientras que hoy le añadimos un importante valor
estético. Los vergonzosos defectos de dentadura reprimen la risa y la
expresividad, e incluso son causa a veces de una timidez extrema.
Cada uno de nuestros dientes está firmemente anclado en la
mandíbula. El diente es la parte más dura del cuerpo humano, su parte visible
está recubierta de esmalte. Por debajo está la dentina que es más blanda y
sirve de parachoques, de lo contrario cada mordisco provocaría un efecto
insoportable en nuestra cabeza.
Los dientes sirven para moler los alimentos, “trituran las
ideas o las circunstancias que deben ser asimiladas posteriormente”. También
sirven para morder, por tanto los problemas dentales pueden mostrar a una
persona que han “castrado” simbólicamente. El mensaje implícito en todo
problema dental es principalmente que actuemos, que tratemos de realizar
nuestros deseos.
Los dientes del lado derecho nos muestran los problemas
pendientes por resolver con nuestro padre y los del lado izquierdo quedan
relacionados con la madre. Michele Caffin, cirujana dentista realizó un estudio
durante muchos años, llegando a las siguientes conclusiones:
-Los ocho dientes del lado superior derecho manifiestan lo
que la persona quiere hacia fuera. Los problemas significan que no encontramos
nuestro lugar en el mundo.
-Los ocho dientes del lado superior izquierdo manifiestan
nuestros dones, lo que llevamos en nosotros mismos. Los problemas simbolizan
que no nos dejan ser lo que somos.
-Los ocho dientes del lado inferior derecho manifiestan
nuestra capacidad para concretar nuestra vida en aspectos como el trabajo…
-Los ocho dientes del lado inferior izquierdo manifiestan
nuestra sensibilidad y los problemas informan sobre una falta de reconocimiento
afectivo en el entorno familiar
Las caries indican que algo externo nos impide mostrar
nuestra agresividad y vitalidad. Nuestros deseos quedan bloqueados, no nos
dejan crecer ni expandirnos. También las caries son una huella que ha dejado la
falta de amor infantil que los adultos compensan con el exceso de golosinas
dulces.
El rechinar de los dientes señala que durante el día estamos
reprimiendo nuestra ira y aprovechamos la noche para liberar tensiones, pero el
resultado es que quedan romos, inservibles incluso para alimentarnos, lo que
prueba que la represión siempre va en perjuicio de la evolución del ser humano.
Debemos sentirnos con permiso para defendernos.
Cuando el problema es de desgaste en los dientes y el
esmalte está desapareciendo gradualmente, es muy posible que nos estemos
dejando utilizar por quienes nos rodean.
Las encías son la base de los dientes, su lecho. Las encías
representan también la base de la vitalidad y agresividad, confianza y
seguridad en sí mismo. La persona que carece de esta confianza y seguridad
nunca conseguirá afrontar sus problemas de forma activa y vital. La confianza
es lo que proporciona el necesario soporte a esta facultad, del mismo modo que
la encía soporta los dientes. Pero las encías sensibles que sangran con
facilidad no sirven para ello. La sangre es símbolo de vida, y la encía sangrante
nos indica cómo, a la menor contrariedad, se le va la vida a la confianza y a
la seguridad en sí mismo.
Dientes no alineados: los dientes también representan
nuestros ancestros. Cuando se “pelean” por el espacio disponible de nuestra
encía, indica que cargamos con los conflictos de territorio que hubo entre
aquellos.
La «tercera dentadura», la prótesis, permite simular una
vitalidad y una energía de las que el individuo carece. Es una mentira sagrada,
un «mordiente» comprado. Colgamos el cartel “Cuidado con el perro”, cuando en
realidad somos un cachorrito que no se defiende ni a él mismo.
Sanar creativa-mente la dentadura, desde la prevención, es
aprender a expresar lo que sentimos, canalizar la agresividad y aprender a
defendernos de manera eficaz. Desde la reparación de lo dañado, podemos ver
nuestras piezas dentales como si fueran las ruinas de un poderoso fuerte de
defensa. Convencidos de que nuestro mundo es mucho más que ese lugar geográfico
en donde se libró en el pasado tan dura batalla, repararemos con paciencia, y
un buen dentista, esas torres derrumbadas en la contienda y embelleceremos con
esmero el marco paisajista que las rodea.
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