
En aquellos tiempos gimnasio y centro terapéutico iban de la mano, el movimiento y el masaje son el origen de las terapias más avanzadas y al mismo tiempo hunden sus raíces en los tiempos más remotos.
Roma no es ajena al uso del masaje y desde el Emperador hasta el gladiador que luchaba por su vida en la arena del circo conocían las excelencias del masaje como método de reposos y terapia de excelentes resultados.
Hoy en día el masaje es ciencia, sus diversas técnicas, aplicaciones y resultados están avalados científicamente, cierto es que junto al nuevo comienzo del auge del masaje en occidente comienza a difundirse ampliamente la electroterapia, que además de ser eficaz, permiten aplicaciones masivas en grandes centros hospitalarios, y con un menor esfuerzo físico por parte del terapeuta; en cierta forma el masaje es olvidado en los centros de tratamiento con fuerte asistencia de enfermos o queda reducido a masajes cortos y locales.
Es preciso también señalar que en muchas clínicas, cada vez más, se ve a la electroterapia como un complemento de las terapias manuales y del masaje, y no como una técnica excluyente, cada vez en mayor medida se va concediendo mayor relevancia al masaje y las demás técnicas manipulativas.
Hay una relación directa entre terapias manuales y masaje, la actuación del terapeuta con acciones precisas sobre articulaciones, músculos y fascias son un medio eficaz para ampliar la capacidad articular de los pacientes, y cada vez son más tenidas en cuenta no solo en la Fisioterapia clásica sino incluso por lo médicos más ortodoxos.
En el momento presente el masaje y las terapias manuales se encuentran en un momento de máximo esplendor, y así seguirá siendo ya que los resultados garantizan la relación terapeuta – paciente, y además de ello siempre podemos contar con que el masaje aporta una experiencia física y emocional especialmente satisfactoria para el paciente.
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